DERRUMBES DE EDIFICIOS EN MADRID
Recientemente, a raíz de los dos derrumbes de edificios que han ocurrido este verano en Madrid, se ha hablado mucho del proceso de Inspección Técnica de Edificios (ITE) y, como suele ocurrir cuando algo es mediatizado, se han escuchado muchas y diversas opiniones, unas técnicas y otras meramente políticas.
EFE/Fernando Alvarado. Desde www.20minutos.es
El caso es que, incluso antes de analizar las causas de los derrumbamientos, ya se había abierto un debate sobre si las ITE que habían pasado los edificios accidentados se habían hecho adecuadamente, para acabar poniéndose en duda posteriormente si el propio proceso de inspección es adecuado para identificar con antelación patologías que puedan provocar el colapso estructural de un edificio.
Se ha hablado mucho de si la ITE cumple o no la función para la cual fue concebida. Se han escuchado voces técnicas que opinan que la ITE nació incompleta, argumentando este extremo en que no obliga a hacer pruebas de diagnóstico, al tratarse esta de una inspección visual.
Incluso esta semana se han pronunciado los Administradores de Fincas acerca de los precios que cobran los técnicos por pasar la ITE, sobre la experiencia de los mismos, y sobre qué más elementos deberían incluirse en las inspecciones.
Por su lado el Ayuntamiento de Madrid ha manifestado su intención de repetir algunas de las inspecciones realizadas a edificios de similares características a los siniestrados.
Lo que no deja de contrastar con la inexistencia de ordenanzas reguladoras de la ITE en algunos de los municipios madrileños con obligación de tenerla o, lo que es más desconcertante, con la falta de inspecciones en municipios que si que la tienen aprobada.
Finalmente, y quizá lo principal, es que se reconoce casi por todos que la parte más importante, el ciudadano, desconoce qué es la ITE, así como la importancia de dedicar esfuerzos al mantenimiento de los inmuebles en los que vive.
Y es que no olvidemos, que aunque el objeto de la inspección es el edificio, el que realmente sufre (si sufre) la falta de información unas veces, y «el exceso de informantes» otra, es el propietario.
Se da el caso, en no pocas ocasiones, y esto lo sabemos bien los técnicos que ofrecemos nuestros servicios en esta materia, de que nos encontramos con comunidades desinformadas y desorientadas, porque se han visto «informados» por empresas que buscan vender trabajos de rehabilitación como parte de una ITE (antes si quiera de que un técnico haya pasado por el edificio).
La desinformación se transforma por lo común en reticencias a colaborar con el técnico especialista. Se antepone el «qué me va a costar» a la necesaria inspección objetiva llevada a cabo por este.
En definitiva, creemos que si es necesario revisar el proceso de la ITE se ha de comenzar por una adecuada campaña informativa de la Administración: qué es la ITE, por qué la tengo que pasar y cada cuanto tiempo, qué es lo que se va a inspeccionar y qué tipo de medidas correctivas pueden surgir en el caso de detectarse alguna patología en mi edificio, quién la puede pasar, etc.
Posteriormente, una vez hecha esta campaña informativa, ya habrá tiempo de revisar procedimientos, de ver si se sigue llamado ITE o de otra manera, de si se han de contemplar ensayos obligatorios, o sólo en el caso de que se sospeche de la existencia de algún problema (como hacen por ejemplo los médicos, no te hacen radiografías si no se intuye que puedan existir problemas).
Un tema conceptualmente tan sencillo como una inspección de las condiciones de habitabilidad de un inmueble llevada a cabo por un técnico, y que la lógica dice que se debería hacer de manera regular, lo hacemos con nuestro coche, y por lo común no cambiamos de piso como de coche, se puede convertir en algo controvertido cuando a raíz de unos desafortunados incidentes confluyen los diversos agentes implicados en la materia, y algunos que no lo son, cada uno con sus propios intereses y sin una voz que modere.
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